El estar en contacto con artistas de diferentes lugares, conocerlos y hablar sobre los procesos artísticos que llevan, fue una gran experiencia, la zona única de los estoraques nos acogió y nos permitió relacionarnos, conocer su paisaje majestuoso y también reflexionar en torno al territorio, visto desde diferentes enfoques, el de quienes nunca lo habíamos habitado, el de quienes ya habían tenido la oportunidad de conocerle y el de los habitantes de la playa de belén.
Hablando con nuestra amiga playera Diana, me confeso que hacia varios años no hacía el recorrido en la zona de los estoraques, y que muchas personas del pueblo no sentían pertenencia por este lugar, esto me hizo recapacitar en como nos olvidamos de apreciar lo propio y que algunas veces esperamos a que sea el otro quien se maraville de lo que tenemos.
Hablando con nuestra amiga playera Diana, me confeso que hacia varios años no hacía el recorrido en la zona de los estoraques, y que muchas personas del pueblo no sentían pertenencia por este lugar, esto me hizo recapacitar en como nos olvidamos de apreciar lo propio y que algunas veces esperamos a que sea el otro quien se maraville de lo que tenemos.
Es común pasar por alto pequeños detalles, pero debemos quitar la venda de nuestros ojos y por lo menos ver lo monumental, 20.000 años de historia y una compleja ruta de cuevas y formaciones gigantescas deben ser mejor mostradas y difundidas, esto jalonaría el bienestar de los habitantes de la Playa de belén, encantador municipio que hizo sentir a los artistas foráneos como en casa.
John Fredy Calderón
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